Si me quieres conocer un poco solo tienes que leer entre líneas...

jueves, 29 de septiembre de 2016


Mírame.
Y no confundas con valentía
las mentiras que me cuento cada noche.

Me maquillo los ojos y las cicatrices
y me pinto los labios de rojo
para dejar marca en el cuello
de los errores que no quiero volver a cometer,
de todos esos carroñeros que merodean mi cadáver.

Que si me da por provocar taquicardias
a golpe de cadera y pestañeo
es sólo para olvidarme de las mías.
Y si piso tan fuerte las aceras
es sólo por hacer más ruido que tu ausencia.

Ya ves, que no es valentía.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Y dime si estas leyendo esto, ¿porqué lo haces?

Huiste, reconocelo, huiste por que te daba miedo algo, te daba miedo volver a caer en los mismo errores, quizás no te diste cuenta de las señales que desprendías y no fuiste lo suficientemente valiente para tirar hacia delante, quizás pensaste que si una nueva persona entraba en tu vida sería mas fácil olvidar a esa que siempre ha estado ahí.
Huiste, quizás por miedo a sufrir, quizás por cobarde, quizás por curiosidad a cosas nuevas, pero huiste, y quizás algún día tu mismo te des cuenta del porqué, el cómo y el dónde, y ojalá seas tan sumamente feliz que jamás leas esto, y vivas tu vida de color de rosa donde todo siempre es tan fantástico, y ojalá nada a tu alrededor te recuerde que alguien una vez te amo como posiblemente nadie más lo vaya hacer y ojalá aprendas a querer y a luchar mas por las personas, a controlar esos miedos a lo que tu llamabas inestabilidad, y a creer mas en quién te lo demuestra.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Es posible

Es posible seguir queriendo a alguien por muy mal que te lo haya hecho pasar? Es posible que aun con cada trozo en el que has acabado por dentro, cada uno de ellos, sigas queriendo a alguien que ya ni si quiera se acuerda de ti? Es posible querer algo que ya no existe? Es posible querer a alguien que no para de demostrar que no se lo merece? Es posible olvidar? Es posible?

viernes, 23 de septiembre de 2016

Que hoy puedo decir que volví a ser feliz, que todo fue gracias a ti, que cualquier cosa que diga no podría expresar como realmente me siento cuando mis manos tocan tu piel, cuando con cualquier chorrada me sacas mil y una sonrisas, que de cada día haces algo especial incluso sin tenerte al lado, que me has demostrado que tu apoyo es incondicional, que ante todo prevalece la amistad, que creo que me estoy enamorando de esa boca que me sabe a cielo y no se como lo haces pero a veces siento que me lees la mente, y me siento tan afortunada de por fin tener a alguien como tú en mi vida, que aun no me lo creo.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Te echo de menos, no lo voy a negar, a veces incluso echo de menos lo que eramos cuando estábamos juntos, a veces parecía que lo lograríamos, es curioso como echas de menos algo que nunca has conseguido tener y sin embargo con el tiempo echar de menos ya no duele como al principio, de vez en cuando se me escapan sonrisas involuntarias cuando algo me recuerda a ti, siempre pensé que tu y yo estábamos destinados a ser, no se algo raro, siempre sentí en lo mas profundo de mí que algo nos unía a pesar de las diferencias que siempre nos han separado, soñaba con que algún día lograríamos superar cada obstáculo, como la de veces que nos cogíamos de la mano y el tiempo parecía ir más despacio, supongo que solo era cosa mía el coger tu mano y sentir ese noseque que no se ni como explicarlo, y que jamás he vuelto a sentir, claro que supongo que eso solo formaba parte de la fantasía que tenia montada, pensé que yo formaba parte de tu sueño como tu del mio, grave error, pero no te equivoques, que echarte de menos no significa que quiera que vuelvas, al contrario, te quiero cada vez mas lejos.

Por que ya te acostumbras al no saber de ti, hasta te deja de importar, vas haciendo como si nada hasta que al final se hace realidad y la nada se convierte en un muro invisible que hemos construido donde tú estas a un lado y yo al contrario y no nos permite ver mas haya, pero tampoco nos importa ya.

Supongo que la duda de si estamos en el camino correcto la tenemos todo el mundo, y siempre he creído que si yo elijo el camino nunca sera un error, por eso tú para mí jamás serás un error porque yo en su momento te elegí, y volví a elegir una y otra vez, convencida de que ese era mi camino, y aún que finalmente no lo sea no me arrepiento de nada, porque ese camino me ha llevado a donde estoy hoy.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Quieres saber si quieres a una persona? Piensa en lo que estarías dispuesto hacer por ella, los sacrificios, el lo que estarías dispuesto a aguantar, el quitarte de ti para ofrecérselo, el pensar antes en ella que en tu propio beneficio, los actos que te salen solos, el amor de verdad no es egoísta, el amor es mas dar de uno sin pedir recibir del otro, y si es mutuo y ambos reciben el amor puede ser realmente maravilloso..

viernes, 16 de septiembre de 2016

Empezamos, como empiezan siempre todos; tampoco nos iba a faltar a nosotros la venda de la ilusión. Risas, besos, ganas de vivir, juventud, sueños, y algún que otro enfado. Pero amor, sobre todo amor. Amor del más intenso, del que ya no queda, del que creemos que nadie más tiene, pero todos los demás creen vivir también.

El mayor problema del amor es que tiene que haber dos. Dos que piensan diferente. Dos que actúan diferente. Dos que no se ponen de acuerdo, que encaran la vida de diferente manera, que dan lo que saben dar, o lo que pueden, o lo que quieren.

Te di lo todo lo que pude, sin pedir nada a cambio. Te di todo lo que tenía, sin esperar que hicieras lo mismo por mí. Un año, otro, y otro. Mucho tiempo. Y no te pedí lo mismo, pero muchas veces me quedé sentada esperando cosas que jamás obtuve de ti.

El problema del amor es que tiene que haber dos. Dos que evolucionan de manera diferente.

Todo es perfecto hasta que deja de serlo. Y dicen que deja de serlo sin avisar. Que deja de serlo en bajito, de puntillas, casi sin hacer ruido. Pero no es cierto; deja de serlo a gritos, pero no lo oímos. No lo escuchamos, o no lo queremos escuchar. Nos dejamos llevar, queremos pensar que todo es igual que siempre. No queremos ver los fallos y lo que se debería mejorar porque no nos queremos esforzar.

Te dije que te daba todo a cambio de nada. Vale, era mentira. Pero yo no lo sabía. Yo no sabía que un día me despertaría sin nada porque te lo había dado todo. Yo no sabía que me iba a quedar vacía y que no iba a haber nada que te pudiera ofrecer. Yo no sabía que el amor se muere cuando no hace más que dar y no recibe nada. Yo no sabía que no pedir no es sinónimo de no necesitar.

Te lo di todo, y a cambio, hoy no tenemos nada.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Un ser dos mundos son..

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Dani Martin - Las Ganas (Lyric Video)

Decís con tanta facilidad un te quiero que da risa, como si supierais lo que es querer a alguien, y si alguién lo sintió de verdad alguna vez dudo mucho que vaya por ahí regalándolo con tanta facilidad, no se hasta que punto estáis dispuestos a demostrar sentimientos falsos pero dais pena de verdad la gente así, por que no solo os engañais a vosotros mismos si no que engañais a la persona que tenéis al lado, no se lo mismo deberíais miraoslo un poco, sobretodo esos valientes que no solo en la intimidad sino que lo publican en todas partes, esos mismos que en un periodo corto de tiempo ya han querido a mas de una persona. Lo único que demostrais es ese miedo que tenéis de estar solos, de necesitar a alguien sea quien sea solo para cubrir esa necesidad.

Y si estás leyendo esto, sabes que en el fondo tengo razón.

martes, 13 de septiembre de 2016

Esta noche se presenta como otra de esas en las que el dolor, la frustración y el no entender no me dejarán cerrar los ojos y dormir en paz.

Y no entiendo esta cabeza, no entiendo que ayer fuera completamente feliz, y hoy me sienta tan desgraciada. Las emociones se agolpan en mi mente, y no me dejan pensar. Solo siento, y así no se puede. Y me odio. Odio saber que tengo que ser racional, odio saber cuál es el problema y no poder hacer nada para ponerle remedio. Quizá no soy normal. Quizá esté pasando una época en la que no estoy normal. Una época demasiado larga. Quizá no esté preparada para algunas cosas que me han caído encima y me vienen grandes. Quizá nunca he sabido entenderte. Quizá no he sabido entenderme yo. O el problema es que creía que me conocía y descubrir dentro de mí tantas cosas nuevas me está superando. Quizá necesite ayuda, pero si la necesito, me niego a aceptarlo.

Quizá mi inseguridad sea la base del problema, u ocupe parte de esa base. Nunca me he creído suficiente para nadie y sin embargo, te pido que me veas como no has visto a nadie jamás. No le doy ninguna importancia al físico, excepto al mío. Me miro al espejo y me encuentro mil defectos, me exijo lo que no le exijo a nadie más. Y a ti, te hago lo mismo, y me lo das, y no te creo, porque me miro al espejo, y me veo mil defectos. Y tú te tragas la mierda que me escupen mis complejos.

Quiero ser especial, y quiero ser única, y olvido que hubo mil especiales antes que yo. Te pido una promesa de eternidad sabiendo mejor que nadie que aquí solo cuentan los segundos. Me niego a aceptar lo común, lo que tienen todos. Me niego a aceptar lo que antes concebía como normal y me hacía feliz, y sin embargo hoy no puedo vivir con ello. Me niego a aceptarlo y sé de sobra que es así, y te culpo de mis frustraciones, por hacerme creer en lo que no existe.

Me contradigo mil veces, y eso me perturba, porque necesito orden y control, y en mi vida cada vez hay menos de los dos. Siento que la vida se me escapa de las manos y tan pronto estoy volando como saltando al vacío. Solo necesito pensar con claridad, algo que por lo visto ya no soy capaz de hacer.

No distingo entre el presente y el pasado. Y, ¿por qué habría de distinguirlo? En el pasado tú seguías siendo tú y yo seguía siendo yo.

Me pregunto en qué consiste la vida. Me pregunto por qué estoy aquí. Me pregunto por qué nos encontramos tú y yo, y de repente creo en el destino, aunque mañana te diré que creer en el destino es de tontos. Y que nada ni nadie decide tu vida, y eso me lleva a desesperarme, porque no sé qué estoy haciendo con la mía.

Quizá ya no estoy sola, y no sé si volveré a estarlo alguna vez. Igual es la ansiedad que me acompaña a donde quiera que voy la que no me deja pensar con claridad, quizá es ella la que está escribiendo estas líneas. Quizá ya nunca vuelva a estar sola, aunque la sensación de soledad se apodere de mí de vez en cuando, o más a menudo de lo aconsejable, o más a menudo de lo que puedo soportar, porque la ansiedad no tiene un hombro sobre el que llorar, o unos brazos que te sujeten tan fuerte que sientes que nada podrá salir mal. Ella solo está ahí para hacer daño. Quizá el resto de mi vida sea así.

Me pregunto qué ha pasado hoy, qué pasa miles de días; me respondo, y la respuesta no me vale. Y escribo, escribo porque un día me di cuenta de que escribir me descubría muchas cosas sobre mí que ni siquiera atisbaba. Y escribo y parece que me acerco a entender algunas cosas, están ahí, al alcance de mi mano.  Y sigue sin servir para nada. Y me pregunto si al empezar a escribir no abrí la caja de Pandora. Me pregunto si no habría sido mejor no saber nada, no descubrir nada, si cada sonrisa se tiene que cobrar una lágrima.

No me había dado cuenta de el montón de gilipolleces que escribo aquí, lo mismo un día lo dejo y me voy con mis chorradas a otra parte, así como para empezar de cero y cerrar capitulos lo mejor es borrón y cuenta nueva no? Pues eso

Es extraño cuando alguien define casi a la perfección como te sientes o te sentiste, o incluso las ganas de algo o simplemente expresar lo que no te sale a ti decir con palabras, no se si me explico, pero yo me entiendo, y como tampoco espero que nadie a estas alturas me entienda solo os diré a quién quiera que lea esto, que siempre hice lo que pude y aun lo hago para hacerme entender, aunque muchas veces no lo consiga. 


Y esto me recordó algo en lo que un día creí firmemente y ahora es solo un reflejo de lo que pudo haber sido. 

                                 

lunes, 12 de septiembre de 2016


El mérito no está en no fracasar nunca, si no en tener la capacidad de que cada vez que fracases, seas capaz de empezar de cero, hasta conseguir lo que deseas. Sacar la motivación de dónde sea, pero sacarla para seguir adelante a pesar de las caídas, y volver a levantarte hasta que lo consigas.

El mérito está en no desistir de tus sueños, no ver ninguna meta como algo imposible dentro de tus capacidades, fomentar cada día capacidades nuevas. Porque todos somos capaces de todo con las ganas y intenciones suficientes.

Que el mérito no está en hacer que todos crean en ti siempre, el mérito está en que cuando nadie crea en ti y digan que no eres capaz de algo, saques el coraje de confiar en ti mismo y saber que sí que puedes hacerlo. Porque nadie, sólo tú mismo, pone los límites a tu vida.

Que no existen fronteras cuando uno cree en sí y piensa que merece ser feliz.

No te quedes atrás, avanza, sigue adelante y crecerás. Que todos los obstáculos que puedas ver forjarán una armadura contra los golpes ajenos, con el don que sólo deje pasar los pensamientos buenos que te llevarán a un camino de rosas aunque vivas en el desierto.

Que todo es posible cuando existen ganas, y todos tenemos ganas de ser felices, sea como sea. Así que venga, no desistas y alégrate que así, poco a poco, le sacarás las espinas a la vida.


"Y pensando, que sinceramente, te quiero asi, tal como eres, y como se, que lo que haces te hace feliz, tal como eres.."

Supongo que siempre habrá algo que me recordará a ti, como no, ir por la carretera y que de repente suene esta canción, no se, me han venido muchísimos recuerdos a la cabeza, y si afortunadamente han sido todos buenos, imagina que hasta me echado a reír, y luego mientras seguía escuchando esa canción, que siempre me gustó, pensé en la letra y en la razón que tiene esa frase, y es que creo que de eso se trata, de querer a alguien tal cual es, sin pretender que sea otra persona, amar tanto defectos como virtudes, porque eso es lo que nos hace ser quién somos, y yo fíjate que siempre te ame con todas mis ganas y cada parte de ti ya fuera bueno o malo, y nunca deje de hacerlo.

Hay asuntos que, por mucho tiempo que pase, siempre viajarán conmigo.

Somos lo que pensamos, lo que hacemos, lo que soportamos, como actuamos, lo que dejamos en los demás, nuestros aciertos y nuestras equivocaciones, arrepentimientos y vehemencias, pero también somos -en parte- lo que nos acompaña en el recuerdo a cada paso que damos.

Hay asuntos que permanecen alojados en la memoria y que, a no ser que la cruel agonía de un Alzheimer me los quiera ir sumergiendo poco a poco entre la niebla de un doloroso olvido involuntario, formarán parte de mi ser mientras que tenga conciencia.

Esos asuntos son personas, lugares, captaciones sensoriales y experiencias que me hicieron sentir intensamente la vida en algunas de las dos caras de –esa- su afilada daga por la que mantenemos el equilibrio. Todos me ayudaron a crecer porque tengo por costumbre insistir en lo bueno y aprender de lo malo para ir esquivándolo. Es por ello que no renuncio a llevarlos conmigo grabados en la piel, abrigando mis sentidos para hacerme estar atento a lo que sucede alrededor.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Supongo que lo que busco es sentir con otro lo que sentía cuando le rozaba a él..

En la cima del mundo

Calla.

No me digas que tú también lo pensaste y te arrepentiste. Que creíste por un momento que el amor podía sostener el mundo y descubriste que no. Que algo tan delicado podía cargar con el peso de todos los odios, podía borrar la tristeza de los ojos, los adioses, las cicatrices de otros brazos, las heridas que aún sangran.

Y no sé.

Tal vez es que soy menos romántica o más práctica o no creo tanto en los amores infinitos ni en las películas de lágrimas y final feliz o en graffitis escritos en puentes de la autovía diciendo que te quiero a tres metros sobre el cielo, en fin.

Pero te juro que cuando me miras con esos ojos, ya sabes a qué me refiero, y vienes y me dices guapa, y me besas como al principio, siento que nos estamos suicidando. De una forma muy bonita, no lo niego. Pero qué quieres. Oigo como carga la bala de la pistola que apunta a tu sien, y a la mía. Oigo como prende la mecha de la dinamita. Oigo como se afila el cuchillo. Oigo como se desprende el seguro de la granada.

Y en realidad no me importa, por qué vamos a engañarnos.

Que yo sé que algún día vamos a matarnos, perdona que no pueda darte más datos. No sé si será el uno al otro, entre miradas de odio, o si cada uno a sí mismo, totalmente autodestructivo, o los dos juntos y de la mano saltando al vacío, pero sí, algún día esto nuestro tiene que matarnos. Morir no, eso es imposible. No hay quien mate algo así. Y claro, lo que no muere, asesina. Y pienso en la belleza brutal de todo esto, tú cadáver y asesino, yo psicópata y víctima, y ya me conoces, soy muy de cines y series y novelas negras, y oye, si tenemos que destruirnos, que sea así. Yo voto o bien por una explosión con olor a metralla en cada adiós, y la distancia insalvable reflejada en nuestras miradas, o si no, una muerte lenta, juntos, envenenándonos un poco más en cada te quiero, en cada no te vayas nunca, mintiéndonos con cada no puedo vivir sin ti.

Sí, mejor eso.

Miénteme y dime que sin mí la vida no es vida. ¿Hay mentira más bonita?. ¿Hay forma de morir más dulce?.

Pero que dure hasta el final, para poder recordar tus palabras para siempre.

Lo siento, es verdad que debería hablar del amor lleno de besos y abrazos y ramos de rosas. Pero no sé hacerlo, y tiendo más a pensar en cementerios, que ahí también se dan abrazos y besos y se dicen te quieros y se llevan flores. Y si celebramos el amor y la muerte de igual modo, por algo será.

Y es que no sé ya vivir sin ti, o bueno, qué cojones, claro que sé, pero no quiero. No me da la gana. Me gusta saberte ahí, a mi lado. Equilibrando mi locura. Estabilizando mi mundo. Poniendo algo de cordura a mis desvaríos.

Que igual el amor al final también es eso.
Compensarme para que no enloquezca.
Y que me sigas mintiendo.
Aunque los dos sabemos que soy insoportable.
Pero bueno, me soportas.

Y sigo escuchando el tic-tac del reloj marcando la cuenta atrás.

Pero te miro y oigo tu risa, y tu voz, y tus pasos, y también tus enfados, por qué no, y hay momentos en los que se difumina todo.

Y oye, que vuelvo a creer por un momento que el amor sí que puede sostener el mundo. Igual no el planeta. Pero sí mi mundo, el mío, y el tuyo. El nuestro.

Así que calla.

No me digas nunca que tú también lo pensaste y te arrepentiste. Porque lo único que me queda es agarrarme a ti. Así que no me digas nunca que piensas como yo. Porque yo creo en ti. Yo, que casi cada día pienso en mandarlo todo a la mierda. Pero agito la cabeza y saco esa idea absurda de mi mente. Y vuelvo a recordar que eres la página que no pienso pasar. Que eres el tren del que no pienso bajarme. Que eres el billete de ida. Que eres la piedra con la que más me gusta tropezar. Que eres los brazos que mejor me salvan del naufragio y la mirada que mejor sabe desvestirme. Que eres quien consigue que mi vaso no esté siempre más que medio vacío.

Así que calla.

Y sólo dime que el amor todo lo puede.
Y yo prometo creerte.
Y sentir que estoy en la cima del mundo.
Al menos un poco cada día.

Qué borrachera


Nunca me había sentido tan bien. Era como estar en una nube. Era como eso que siempre soñaste y que nunca supiste como era en la realidad. De esas veces que piensas que va a ser algo normal. Pero acaba siendo algo fascinante. Empecé por lo básico. Un par de botellas de tu perfume. A lo que le siguió un litrillo de miradas. Y lo acompañamos por un paquete de historias.
Cuando empecé a rozar la felicidad, fue cuando decidí mezclar. Mezclar esas botellas y ese litrillo con una buena copa. Una copa normal. Copa de caricias con un poco de sonrisas. Quien dice un poco, dice muchas... Y dejamos el hielo a un lado. Porque se derritió al instante. No fue capaz de aguantar esa temperatura. Se derritió. Al igual que me derretí yo al verte.
Decidí poner de fondo mi canción favorita. Que por cierto, sonaba mejor que nunca. El momento no podía ser mejor. Y entonces fue cuando decidimos pasar al copazo. Sí, esa copa de balón que te ponen en el reservado de la mejor discoteca. Esa copa de balón llena de media botella de besos. Y un poquito de placer. Por qué no. Un día es un día.
Ahora sí que estaba por las nubes. Ahora sí que estaba borracha. De ti. Y de todo lo que tenía que ver contigo. Un copazo detrás de otro. Hasta tal punto que la felicidad rodeaba el ambiente. Al igual que me rodeabas tú con tus brazos. O yo con mis piernas. Ay, bendita borrachera.

Firmaría por todas las resacas del mundo. Si las borracheras fueran de ti.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Tengo un te odio atravesado en la garganta y un te espero en la mirada,
a veces se me escapa alguna lágrima sin avisar de que te quiero,
pero no un te quiero de posesión, ni un te quiero como se quiere a un amigo,
que también,
pero no,
es ese te quiero que no dices porque no debes,
el que niegas y te duele,
el de que te recorre un escalofrío cada vez que escucho tu nombre,
y sí
soy una idiota por tener todavía la gran desgracia de quererte sin condición,
y sí es una gran putada creeme,
tener a alguien maravilloso a mi lado y que mas de una vez aparezca algún recuerdo de lo que fuimos,
y es una putada porque yo no elijo a quién querer,
y es más te digo que si pudiera me arrancaría lo que tengo en el pecho a ver si así desaparece de una vez este sentimiento.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Nunca es tarde

Despierta. Son las 8. Hay que aprovechar el día. – no sé de dónde salía esa voz. En la habitación solo estaba yo. Me levante asustado.

Miré el reloj, que efectivamente marcaba las 8:00. Fue un sueño muy extraño. No tenía nada que hacer. Sería un domingo como otro cualquiera.
– Quiero que te duches y te prepares. Hoy será el último día que la veas. La última vez que podrás aprovechar tu tiempo juntos. Tienes media hora para hacerte todas esas preguntas sin respuesta, elegir las únicas dos que te responderé, pasar la rabia y el desconcierto y decidir si vas a aprovechar la oportunidad que te estoy dando o no. – ahora sí que estaba asustado. ¿Cómo que la última vez? ¿De dónde demonios salía esa voz? Ella nunca bromea sobre estas cosas. Busqué por toda la habitación a ver si encontraba una grabadora o cualquiera cosa que pudiese estar emitiendo ese sonido. Nada. Miré el reloj, habían pasado 15 minutos. Me senté en el suelo, tenía que pensar.

– ¿Cuánto tiempo me queda? – dije en voz alta, sintiéndome bastante estúpido.

– Hasta mañana a las 8.

– ¿Ella lo sabe?

– No.

– ¿Debo saber algo más?

– Disfruta del día. Olvida la rabia. Olvida el miedo. Las preguntas no son importantes, solo lo serán si lo permites.

No entendía nada, pero si algo de todo eso era verdad, estaba dispuesto a aprovechar el día.

Me duché, me vestí y me fui directamente a buscarla.

Allí estaba ella, igual de preciosa que siempre, aunque hacía mucho tiempo que no me daba cuenta. Hacía mucho tiempo que se había convertido en rutina dentro del mismo paisaje. Me quedé observándola en silencio. Era fascinante verla disfrutando de su café, totalmente despeinada, absorta en alguna de sus pasiones. No se había dado cuenta de que la miraba hasta que solté una pequeña carcajada cuando la vi ladeando la cabeza con desaprobación mirando fijamente su portátil.

Me preguntó qué hacía despierto tan temprano. Para ella no era temprano, de hecho, dormir para ella era una pérdida de tiempo. Nunca supe si era verdad que no le gustaba dormir o que le tenía miedo.

No supe qué contestarle así que le di un beso. Otra cosa que hacía mucho que no hacía. Darle un beso porque sí. Me sonrió y me pregunto que si quería desayunar. Siempre preguntaba lo mismo y ella jamás lo hacía.

No le conteste a eso tampoco. Le dije que se pusiera el bikini, que nos íbamos a la playa. Ahora era ella la que me observaba atónita. Hacía ya años que me negaba a llevarla a la playa, aún sabiendo que era lo que más le gustaba en el mundo. Yo con los años fui odiando cada vez más esos viajes que hacíamos y ella simplemente se fue resignando.

Sabía que me merecía esa mirada, así que no la discutí como de costumbre, sino que me acerqué más y le susurré ‘hoy es tu día, hoy vamos a la playa’.

Me sonrió y se levantó rápidamente. Sacó el viejo capazo y me pidió que revisará si tenía algún bicho. Estallé en carcajadas. Si había algo que esa mujer temía eran los bichos. Nunca comprendí como algo tan pequeño podía hacer gritar a alguien tan fuerte.

Era fuerte, no fuerte de complexión sino fuerte de carácter, algo que me hacía admirarla tanto como odiarla. Cuanto más la desafiaba más fuerza cogía. Era como intentar embestir un huracán.

Revisé el capazo minuciosamente mientras ella se ponía el bañador y buscaba el mío. Me lo trajo y metió todas las cosas que pensó que podríamos necesitar en nuestro viaje. Volví a reírme, como de costumbre, llevaba una cantidad ingente de comida por si yo tenía hambre y se olvidaba de la suya. Siempre estaba atenta a las necesidades de los demás, aunque con los años había aprendido a ponerse ella por delante cuando lo necesitaba. No ser lo primero y lo último en su vida fue algo que yo resentí.

Me miró fijamente y me preguntó qué a qué venía esa cara de pena. Normalmente me hubiese enfadado mucho con ella por decirme eso, siempre me enfadada si leía mis sentimientos. Hoy en cambio aprecié esa capacidad. Confesé estar triste. Me estaba dando cuenta de muchas cosas. A ella no le hizo falta saber nada más, se acercó y me susurró ‘no te preocupes’.

El resto del día lo pasé disfrutando de verla disfrutar. Parecía un niño pequeño en Navidad, no creo que nadie en este mundo disfrute tanto solo con el hecho de estar cerca del mar.

Le propuse ir a ver el atardecer, supuse que si de verdad era la última vez, debía disfrutar de eso que ella tanto amaba. Esta vez no quería nada más que asentir sobre lo precioso que era cada vez que entre foto y foto me lo preguntara. La verdad es que no tengo ni idea de si era preciso o no, yo observaba lo preciosa que estaba ella cuando se le llenaba la mirada de alegría.

Tras el anochecer, volviendo a casa, paso todo el trayecto charlando conmigo. Desprendía felicidad. Esa noche, como antaño, no había nada que le pareciera más importante que contarme absolutamente todo lo que se le pasaba por la cabeza. No sabía cómo echaba de menos esa cabecita, totalmente caótica y extrañamente divertida. Hacía tiempo que ni siquiera charlábamos.

Al llegar se quedó dormida en la cama mientras yo guardaba las cosas en la cocina. Me acomodé a su lado y la dejé dormir. Pase horas observando atentamente sus movimientos mientras la acariciaba. Se despertó y se acurrucó en mi costado, consiguiendo que me quedase yo también dormido.

Me desperté a las 7, muy asustado, buscándola. No estaba. Me quede en silencio intentando escuchar algún ruido que me diese una pista sobre dónde estaba. No estaba. No se oía ni un solo ruido.

Estoy seguro de que me estaba dando uno de esos ataques de ansiedad de los que ella me había hablado y que jamás había entendido.

De repente me acordé, todos los días sube a la azotea a mirar el amanecer. Salí corriendo. Cuando me vio aparecer en pijama y con la cara descolocada se asusto. Ahora era ella la que tenía el ataque de ansiedad. Tuve que tranquilizarla, prometerle que no pasaba nada, que todo el mundo estaba bien, que sólo había tenido una pesadilla. Me abrazó, con la misma ternura con la que me abrazaba cada vez que intuía que lo necesitaba.

Terminamos de ver amanecer y me dio las gracias. En ese momento me di cuenta de lo mucho que nos habíamos perdido. Me estaba dando las gracias por hacerla feliz un día, como si hacerla feliz fuese un favor que le hacía y no lo que me hacía feliz a mi.

Le pedí perdón y ella me besó, hacía mucho que no preguntaba el por qué de las cosas. Normalmente ella ya sabía por qué y yo odio hablar.

Me fui a duchar mientras ella se hacía otro café. Eran las 8 menos cuarto así que me di prisa, aproveché los últimos 15 minutos mirándola, a sabiendas que la estaba poniendo muy nerviosa. Yo estaba disfrutando de ese nerviosismo que la obligaba a hacer movimientos muy extraños y graciosos.

A las 8 en punto se marchó a trabajar, despidiéndose con un beso y un hasta luego.

He estado todo el día en contacto con ella, necesitaba confirmar que aquella voz no tenía razón.

21:59. Suena el teléfono. Es la Policía. 

(Continuará, o no.)

¿Será verdad que por fin he superado
la barrera de echar de menos?
Podía pasar.
Se podía querer tanto
que no importara que acabara todo.
No estamos juntos ahora
y aún me queda esa forma de tocarme que tienes
esa sonrisa por la que merece la pena
decir cualquier tontería.

Por fin he superado la barrera
de echar de menos.
Ha sido acelerar sin prisa,
amar, amar, amar,
ser yo mismo,
no como cuando me miro en el espejo.
Ha sido perder el miedo a estar contento,
a pesar de estar sin ti,
dejar de sentirme culpable por querer a veces
estar solo.
Ha sido estar tan bien contigo
que ha dejado de importarme estar un tiempo sin ti.

Todavía tengo restos de tu piel en mis pestañas
y cuando se caiga empezará a grabarse
el gusto de saber que pronto
estaré junto a ti.

Hoy no me ha dado pena separarme
porque he roto la barrera de echar de menos,
el punto en que la soledad
pasa a otra dimensión,
abandona el cuerpo
y todo deja de tener distancia.

Autor: J. Romeu
2016

miércoles, 7 de septiembre de 2016

"No digas nada, no es el momento. Deja que te bese despacio mientras acaricio tu nuca. Ya sabes lo que quiero.

Guarda silencio, te lo ruego. No repitas las palabras que yo misma te prohibí que dijeras y acaricia mis pechos sobre la blusa mientras me pego a tu cuerpo.
Abrázame fuerte, no dejes que me aleje. Aunque la duda haga temblar mi cuerpo y no sea del todo consciente de lo que estoy haciendo.
Desnúdame, despacio. Arranca una a una las prendas de ropa que cubren mi cuerpo y hazme olvidar por un momento que no son sus manos las que desvisten lentamente cada uno de mis miedos.
Muérdeme, aunque me duela. Aprisiona entre tus dientes mis pezones y finge que no ves que de mis ojos brota una lágrima suicida que quiere besar tu boca y la mía sabiendo que, con esa caricia, se mezclará con nuestra saliva.
Recorre mi cuerpo. Besa, lame, muerde y acaricia cada centímetro de mi piel desnuda que ansía sentir cómo la sangre me arde y la piel, de frío, se eriza.
No tengas miedo, yo he dejado de sentirlo, y que ahora sea la locura de nuestros cuerpos la que domine a la cordura de los sentimientos.
No quiero pensar, no quiero recordar cuánto le echo de menos. En esta noche sin luna tan solo quiero arrodillarme frente a ti y no disculparme en ningún momento por llevarme a la boca tu sexo y recorrerlo, con ansia y deseo, usando mis labios y lengua para endurecerlo.
Mírame, no quiero dejar de hacerlo. Y por eso no aparto la mirada del fuego de tus ojos aunque no encuentro la magia de sus ojos pardos en ellos.
Apártame, dame la vuelta, apoya mis manos en la pared y utiliza mi espalda como lienzo en el que pintar esas promesas de amor que jamás cumpliremos. Ni diremos.
Quédate callado, no digas mi nombre, utiliza tu lengua para lamer mi sexo y que sean mis tímidos gemidos los únicos que rompan el silencio.
No seas delicado, quiero sentir tu deseo. Estoy cansada de sentirme la frágil chica a la que todo daña y nada alivia, la tonta a la que las palabras le hacen herida y no encuentra hechos que poder usar como tirita.
Fóllame, eso quiero. Túmbame en el suelo y deja que caigan sobre mi pequeño cuerpo tus 75 kilos de peso. Acepta la invitación de mis piernas abiertas y hazme tuya, con fuerza. Embiste mi sexo con toda la dureza que te permite el miedo a hacerme daño, mientras mis labios besan tus clavículas antes de empezar de nuevo la guerra entre tu lengua y la mía.

No puedo pensar, tampoco quiero hacerlo, porque he perdido el control sobre mí misma desde que te siento tan dentro que mis entrañas arden más fuerte que el mismísimo infierno. No pares, yo no me detengo, te prometo que no gritaré tu nombre cuando me corra, pero tampoco susurraré el suyo sin que me oigas. No tengo palabras, han abandonado mi garganta, y el placer domina mi cuerpo por completo mientras araño tu espalda y muerdo tu cuello.

No sé qué música suena, si es rock o metal. Solo tengo oídos para la melodía que forman nuestros acelerados gemidos que rozan el orgasmo hasta alcanzarlo.
Tiemblo, notando cómo tu semen me quema dentro y, mientras busco tus labios, te aferro a mi cuerpo recordando, en este maldito momento, que prometí entregar mi corazón a quien me arrancase las bragas mientras sonase “Never Never” de Korn y que jamás podré hacerlo porque mi corazón habita muy lejos de mi cuerpo.

Te abrazo, eso sí puedo hacerlo, y me muerdo las lágrimas hasta caer vencida por el sueño."

Crees que lo has olvidado porque alguien nuevo ocupa su lugar, crees que remplazar años por unos cuantos meses curaran toda la herida, que alguien nuevo puede darte la escapatoria que necesitas para ser otra vez feliz y quizás mejor de lo que lo fuiste y ya ni recuerdas o no quieres ni acordarte, y te equivocas, llega un día que te das cuenta que te estas engañando a ti mismo y que nadie puede ocupar el lugar de nadie, que es verdad que ningún clavo saca a otro por muy maravilloso y espectacular que sea el nuevo, que siempre te van a quedar restos del viejo dando por culo cuando menos te lo esperes, y que quizás lo que te haga falta es dejar atrás todo por tu cuenta sin que nadie te ayude, poco a poco, que tampoco tienes prisa, y tampoco hay que ir por ahí jodiendo a personas increíbles que se cruzaron un día contigo para demostrarte que también alguien puede quererte bien, y que incluso tú podrías llegar a querer de nuevo algún día, solo que este no es el momento, que necesitas un respiro porque no estas segura de que es lo que quieres en este momento, ni de lo que estas haciendo, ser egoísta y no dejarte llevar por el miedo a estar sola, y ver si de verdad es esta persona, la persona que necesito y quiero a mi lado.

Después de todas las personas que he conocido,rendirse suena bien.
Está claro que cualquiera hoy en día me decepciona, yo me decepciono y e ahí el problema mi querido Watson.
Quizá exija mucho, quizá las personas piensen que merezco poco,
quizá pido algo que no existe.
Me gustaría dejar de pensar que para poder valorarme a mí misma tengo que esperar a que me valoren los demás.
Es incorrecto, lo sé.
No hablo de que me valoren personas que apenas me conocen, no.
Hablo de las personas a las que yo valoro
más que a mí misma.
Estoy en primera fila, compañero.
A pesar de todo, sigo siendo una estúpida.
Querer me gusta.
Quererte más.

martes, 6 de septiembre de 2016

Eres toda la suerte que quiero, la buena y la mala, la que te sirve para salvar momentos y la que te estropea otros. Eres todo lo que quiero que me pase, que me lleves por los caminos que quieras, que me encantes con esas formas que tienes de apurarme los días cuando necesito que acaben. Cuando tienes esa forma de ralentizarme las noches cuando no quiero que llegue mañana, y casi nunca quiero que llegue mañana si no vas a estar conmigo. A veces estoy un poco acojonado cuando la vida se encarga de hacer que los planes nos funcionen fatal,  cuando las ciudades en las que estamos son distintas, cuando nos echamos de menos en la cama. Pero luego, me dices que siempre estamos juntos aunque no lo estemos, y yo te digo que voy para allí todas las noches que estés triste, y nos salvamos septiembre en un beso. Y eso, que al final da igual que todo se ponga en nuestra contra, si yo estoy pegado contra ti a la hora de dormir.

HER

"Sometimes... I think I have felt everything I'm ever gonna feel. And from here on out I'm not gonna feel anything new. Just lesser versions of what I've already felt."

lunes, 5 de septiembre de 2016

Como nos cuestan los principios, y como los echamos de menos después. Como nos cuesta ese nerviosismo por lo nuevo, esa incertidumbre de no saber si se está haciendo lo correcto, si hemos elegido bien si aún estaremos después a tiempo para volver a empezar. Nos da miedo el empezar muchas veces por miedo a fracasar, por miedo a descartar algo en la vida, por no querer elegir. Y es que, no es lo mismo tener la posibilidad de algo y no hacerlo, que saber que no puedes hacerlo, que ya lo hiciste y no te gustó, y lo tienes que tachar de la lista. Pero siempre hay más, pase lo que pase, a pesar de lo que tengamos que borrar hoy de la lista, mañana vamos a seguir siendo. Yo te voy a proponer un trato: Cuando tú no puedas yo tiro de ti, y cuando yo no pueda hazlo tú de mí. Y así, vamos poco a poco empezando todo lo que queremos, acabando todo lo que no queremos, y sabiendo que pase lo que pase, mañana vamos a estar ahí, siendo felices sin saber lo que nos va a deparar, solo disfrutando la compañía, compartiendo el corazón y el tiempo.

Hay asuntos que, por mucho tiempo que pase, siempre viajarán conmigo.

Somos lo que pensamos, lo que hacemos, lo que soportamos, como actuamos, lo que dejamos en los demás, nuestros aciertos y nuestras equivocaciones, arrepentimientos y vehemencias, pero también somos -en parte- lo que nos acompaña en el recuerdo a cada paso que damos.

Hay asuntos que permanecen alojados en la memoria y que, a no ser que la cruel agonía de un Alzheimer me los quiera ir sumergiendo poco a poco entre la niebla de un doloroso olvido involuntario, formarán parte de mi ser mientras que tenga conciencia.

Esos asuntos son personas, lugares, captaciones sensoriales y experiencias que me hicieron sentir intensamente la vida en algunas de las dos caras de –esa- su afilada daga por la que mantenemos el equilibrio. Todos me ayudaron a crecer porque tengo por costumbre insistir en lo bueno y aprender de lo malo para ir esquivándolo. Es por ello que no renuncio a llevarlos conmigo grabados en la piel, abrigando mis sentidos para hacerme estar atento a lo que sucede alrededor.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Al final va a resultar cierto que hay personas que no saben estar solas, y es una pena, para que engañarnos, es una pena que te ancles la vida de persona en persona porque en el fondo te puede más el hecho de no sentirte solo y que otra persona te haga sentir especial, ese tipo de personas creo que se ilusionan con nada y se creen que ya es amor, es ese tipo de personas que sin conocer nada mas que la fachada y lo bonito del principio son capaces de regalar esas dos palabras como quien dice buenos días por educación, ese tipo de personas son las que van por la vida dando lecciones de agoismo cuando en realidad son tan cobardes que no son capaces de estar solos por ellos mismos y no por nadie, no se quien se engaña más, ir de duritos por la vida creyendo que borrando todo de repente ya no va a existir nada pero luego bien que en el fondo están pendientes de todo y quieren saber mas de la cuenta, en fin a ese tipo de personas le deseo mucha suerte y que se preparen porque antes o después se acaban dando solos una lección, y la verdad es que nunca esta de más aprender algo nuevo.

Búscame, pero hazlo cuando ya no puedas más,

No necesito abrir los ojos para saber que es de día, que soy feliz y que estás a mi lado. No alargo el brazo, no te busco, no me hace falta porque eres tú quien me ha encontrado.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Aceptamos el amor que creemos merecer

Haz que no parezca amor.
Que es lo que se lleva ahora.
Duelen tantas tripas en nombre de la libertad.
Tú dices libre y yo digo cobarde.
Cobarde todo aquel que no es capaz de comprometerse con el instante. Cobarde todo aquel que no esté presente cuando el otro está desnudo y vulnerable. Cobarde todo aquel que puso un límite desde el principio.
Yo es que no quiero nada serio.
Como si no fuera lo suficientemente serio estar dentro físicamente de otro ser humano.
Yo es que no creo en las etiquetas.
Como si ponerle nombre a las cosas fuera algo malo.
Yo es que busco pasar el rato.
Como si la vida fuera para siempre.
Hay algo tan neurótico en nuestra manera actual de relacionarnos.
Tan irrespetuoso con la vida.
Tan impaciente.
Y queremos más : más picante, más gorda, más grandes, más altos, más guapas, más delgadas.
Nos aburrimos porque no nos soportamos a nosotros mismos.
Porque no queremos que nadie nos conozca.
Porque es más sencillo empezar cada dos años vendiendo nuestra mejor cara.
Porque es mucho más sencillo follar que limpiar lo follado.
Porque tenemos miedo a que en el fondo seamos un auténtico fraude.
A que cuando el otro arañe un poco vea que no hay nada.
Nada serio.
Y aquí seguimos rascando, cambiando cromos repetidos, poniéndonos ropa interior cara para que otros se limpien los pies al entrar.
Haciendo del amor una servidumbre de paso. ¿No sientes a veces que tú vales más que todo eso que haces?.
Que tú eres un jodido milagro. Con tus ojos que todavían pueden ver.
Con tus pies moviéndose para llevarte al lugar que quieras.
Con tu boca capaz de dar las gracias.
Con tu piel ocupando una plaza en este mundo. ¿No sientes a veces que tú vales más que lo poco que te hacen?.
Dos besos mal pegados.
Tres minutos entre las piernas.
Cinco embestidas.
Y un whatsapp : No me agobies.
Lo más triste es que esta sociedad nuestra ha conseguido invertir los papeles.
Ahora si dices que sientes algo, estás loco.
Es muy pronto.
Muy arriesgado.
Poco inteligente.
Dime tú, cómo lo haces para no sentir algo cuando lo haces.
Dime tú, ¿cómo se finge la vida?..