Te pido perdón por haber levantado la voz, por haber dejado que mis frustraciones se cebaran contigo.
Te pido perdón por haberte mentido con la mirada cuando esa fue precisamente mi intención.
Te pido perdón por no haber sabido cuidarte como se debe cuidar una delicada obra de arte.
Te pido perdón por todas las veces en que te hablé sin mirarte a los ojos.
Te pido perdón por haberme cruzado contigo en la casa sin haberte rozado la mano.
Te pido perdón por haber prostituido tu recuerdo llenando mi mente de obscenas cortinas de humo que me impedían verte.
Te pido perdón por todos y cada uno de los besos que no te di, por cada vez que olvidé poner mi alma en tus labios.
Te pido perdón por cada vez que caminé junto a ti sin darte la mano.
Te pido perdón por todas la veces que te dije que no con la mirada.
Te pido perdón por todas las veces que te engañé, ocultando mis actos y fingiendo que no pasaba nada.
Te pido perdón por creer que necesitaba más cuando ya lo tenía todo gracias a ti.
Te pido perdón por haber mirado alrededor cuando tenía que haber fijado la vista en tus ojos.
Te pido perdón por no haber sonreído lo suficiente al mirarte.
Te pido perdón por todas las veces que no me atreví a tocarte por orgullo, aunque la pasión me quemase en las venas.
Te pido perdón por no haber acompañado tu insomnio con mi voz, nada justificaba tu soledad en mi presencia.
Te pido perdón por mis expresiones de desagrado, por mi mal humor y por no haberte dado las gracias por todo el esfuerzo que hacías.
Te pido perdón por no haberte agradecido el esfuerzo que hiciste para estar a mi lado, por tu lucha para superar cada obstáculo en el camino.
Te pido perdón por no haber estado a la altura de tus expectativas, por no haber sido siempre el hombre que al principio te apasionaba.
Te pido perdón por todas las discusiones en las que nunca reconocí que tenías razón por mi cabezonería y mi orgullo.
Te pido perdón por mi impaciencia, cuando lo que más necesitabas era que te calmase en mis brazos.
Te pido perdón por no haber sido fiel a mis palabras, por haber traicionado con mis actos el amor que tantas veces confesé que sentía por ti.
Te pido perdón por no haberte escuchado lo suficiente, por haber hablado cuando lo que necesitabas era que te entendiera en silencio.
Te pido perdón por todas la veces que callé por orgullo cuando en el corazón me latía decirte lo mucho que te amaba.
Te pido perdón por todas las lágrimas que no te he besado ni he podido secarte con mis propias manos.
Te pido perdón por todas las conversaciones en las que no te puse atención mientras me hablabas y dije, al salir de mis pensamientos, sin demasiado interés: “¿Decías?”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario