A veces para darle una oportunidad a alguien, primero hay que dársela a uno mismo. Y no sabes lo bien que puede salir.
A veces estamos tan cerrados a sentir, que nos creamos un muro que nadie es capaz de atravesar. O por lo menos estamos tranquilos creyendo que es así.
Hasta que aparece. Aparece alguien que es capaz de enseñarte la otra cara. La de quitar los miedos y disfrutar.
Que bonito es ver la vida con otros ojos.
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